Vida primera de san Francisco

La vida del Pobre de Asís conmueve e interpela, hoy más que nunca, al consumista hombre contemporáneo. Su mensaje es música serena y libre, pero lograda a costa de una entrega hasta las últimas consecuencias, de abrazar la Cruz del despojo y hacerse uno c
Vida primera de san Francisco
Sello: Lumen
ISBN: 978-950-724-130-7
Páginas: 192
Año: 2009
Autor: Tomás de Celano
Disponibilidad: Disponible
Precio: u$14
Cant.:  

"Yo soy el pregonero del Rey. ¿Qué queréis?", fue la respuesta firme de Francisco a un grupo de ladrones que en el camino lo acecharon. Vocero del único y verdadero Rey, mensajero del Reino Eterno, san Francisco llega a los umbrales del tercer milenio con un anuncio cada vez más imperioso. Se sabe portador de una palabra que no es la suya, de la Palabra Viva del Evangelio. Y no grita ni impone. San Francisco canta, canta gozoso el amor de Dios por todas sus creaturas, aun por las más pequeñas y abandonadas. El cantar del Pobre de Asís es música serena y libre, pero lograda a costa de una entrega hasta las últimas consecuencias, de abrazar la Cruz del despojo y hacerse uno con el Cristo pobre y sufriente en el hermano. Para afinar el oído espiritual a esta melodía franciscana, Tomás de Celano, contemporáneo de san Francisco y miembro de su comunidad, escribió la que ha sido considerada por el Capítulo General Franciscano de 1266 como la primera y más verídica fuente de la vida y hechos del Santo. También nuestro tiempo ha de unirse al coro de quienes, a una sola voz, pregonan: "Alabado seas, mi Señor, por todas tus creaturas."

Indice
Indice
Introducción 5

Vida primera 9

Prólogo 9
En el nombre del Señor. Amén 9

Parte primera 11
Para alabanza de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén 11
Comienza la vida de nuestro beatísimo padre Francisco 11
I. Su género de vida mientras vivió en el siglo 13
II. Cómo Dios visitó su corazón por una enfermedad y por un sueño 17
III. Cómo, cambiado en el interior, mas no en el exterior, habla alegóricamente del hallazgo de un tesoro y de una esposa 21
IV. Cómo, vendidas todas las cosas, despreció el dinero recibido 25
V. Cómo su padre lo persiguió y lo encerró 27
VI. Cómo su madre lo liberó y cómo se despojó de sus vestidos ante el obispo de Asís 31
VII. Cómo, asaltado por los ladrones, fue arrojado a la nieve y cómo se entregó al servicio de los leprosos 35
VIII. Cómo reparó la iglesia de San Damián y del temor de vida de las señoras que moran en aquel lugar 37
IX. Cómo, cambiado el vestido, repara la iglesia de Santa María de la Porciúncula, y, oído el Evangelio, deja todas las cosas y se confecciona el hábito para sí y sus hermanos 41
X. Predicación del Evangelio y anuncio de la paz y la conversión de los seis primeros hermanos 43
XI. Espíritu de profecía y predicciones de san Francisco 47
XII. Cómo envió a sus hermanos de dos en dos y cómo poco tiempo después se reunieron nuevamente 51
XIII. Cómo escribió por vez primera la Regla cuando tenía once hermanos y cómo se la aprobó el señor papa Inocencio y la visión del árbol 55
XIV. Retornan de la ciudad de Roma al valle de Espoleto y permanecen en el camino 59
XV. Fama del bienaventurado Francisco y conversión de muchos a Dios. Cómo la Orden se llamó de los Hermanos Menores y cómo educaba a los que ingresaban en la religión 63
XVI. Su morada en Rivo Torto y observancia de la pobreza 69
XVII. Cómo el bienaventurado Francisco enseñó a orar a sus hermanos y la obediencia y pureza de éstos 73
XVIII. El carro de fuego y el conocimiento de los ausentes que el bienaventurado Francisco tenía 77
XIX. Solicitud por sus hermanos y desprecio de sí mismo y humildad verdadera 81
XX. Cómo, llevado del deseo del martirio, se dirige primero a España y luego a Siria. Cómo, por su mediación, Dios, multiplicando los alimentos, salvó la vida de los navegantes 85
XXI. Su predicación a las aves y obediencia de las criaturas 89
XXII. Su predicación en Ascoli y cómo por los objetos que sus manos habían tocado los enfermos recobraban la salud 93
XXIII. Cómo curó a un cojo en Toscanela y a un paralítico en Narni 97
XXIV. Cómo devolvió la vista a una mujer y cómo en Gubbio sanó a una paralítica 99
XXV. Cómo curó a un hermano de epilepsia o lo libró del Demonio y cómo en San Gemini liberó a una endemoniada 101
XXVI. Cómo lanzó también un demonio en Città di Castello 103
XXVII. Caridad y constancia de espíritu. Cómo predicó ante el señor papa Honorio y se confiaron él y los suyos al cardenal Hugolino, obispo de Ostia 105
XXVIII. Espíritu de caridad y afecto de compasión para con los pobres y lo que hizo con una oveja y con unos corderillos 109
XXIX. Amor que tenía a todas las criaturas por el Creador. Su retrato físico y moral 113
XXX. El pesebre que preparó el día de Navidad 117

Parte segunda 121
Comienza la segunda parte, que trata sólo de dos años de la vida de nuestro beatísimo padre Francisco y de su tránsito feliz 121
I. Tenor de esta segunda parte. Muerte feliz del Santo. Ejemplo de perfección de san Francisco 123
II. El supremo anhelo del bienaventurado Francisco y cómo, abriendo el libro sagrado, descubrió el querer del Señor sobre sí 127
III. Visión de un hombre en figura de serafín crucificado 131
IV. Fervor del bienaventurado Francisco y la enfermedad de sus ojos 135
V. Cómo fue recibido por el cardenal Hugolino, obispo de Ostia, en la ciudad de Rieti y cómo el Santo le predijo que llegaría a ser obispo de todo el mundo 137
VI. Virtudes de los hermanos que servían a san Francisco y cómo quería que fuesen todos los hermanos 141
VII. Cómo regresó de Siena a Asís. Encomio de la iglesia de Santa María de la Porciúncula. Bendición a todos los hermanos 145
VIII. Lo que hizo y dijo en su preciosa muerte 149
IX. Llanto y gozo de los hermanos al contemplar en él las señales de la cruz. Las alas del serafín 153
X. Llanto de las señoras de San Damián y cómo fue sepultado con honor y gloria 159

Parte tercera 163
Comienza la tercera parte, que trata de la canonización del bienaventurado Francisco y de sus milagros 163

Milagros de san Francisco 173
En el monte de Cristo, comienzan los milagros de nuestro santísimo padre Francisco 173

Epílogo 185