Sin lugar en la mesa

A través de estas historias, se revela que la crueldad del hambre, las enfermedades, la violencia, la discriminación de género y la explotación sexual son los enemigos incesantes que agobian a millones de jóvenes. El padre Dunson, en su apasionante libro, habla en nombre de los hijos más vulnerables de Dios. El suyo es un llamado de solidaridad urgente, tanto a nivel local como mundial. Es un recordatorio de que la furia y la indignación que sentimos deben estar conectadas con el amor, un amor nacido del conocimiento y la conciencia, el amor que enseñaba Jesús. Como teólogo moral, el padre Dunson sabe que es necesario poner en acción el amor de Dios. Como profesor de seminario, es consciente de que, a menos que la gente conozca cuáles son las necesidades, no podrán actuar frente a ellas. Como defensor de los niños, saca la juventud invisible del mundo a la luz. Como autor, conmueve nuestros corazones y moviliza nuestros espíritus. No podemos dejar de responder. "Pido al Señor que, cuando lean las historias del libro, despierte en sus corazones el deseo de llevar a cabo acciones compasivas que transformen el sufrimiento de los niños del mundo en amor redentor" (Arzobispo John Baptist Odama, Gulu, Uganda.)