En La oración, respiración vital, Daniel-Ange nos recuerda que toda vida de oración tiene un solo objetivo: crecer en nuestra infancia nueva, divina, eterna. La oración supone un corazón de hijo y lo va formando en ti. Te conviertes cada vez más en un pequeñito, muy simple, muy confiado, muy abandonado en los brazos de su Padre. Jesús en ti vuelve sin cesar a ponerse entre las dulces manos de su Padre. Nada como la oración prepara tanto el alma para ver a Dios, el corazón para sumergirse en el horno ardiente del Amor, e incluso el cuerpo para danzar ante su Rostro con los ángeles y los santos. En estas páginas, encontraremos al Espíritu Santo, a Jesús y al Padre, y cada vez se nos hará más patente que no es posible recibir la vida sin ellos, que no se puede respirar fuera de ellos. Ellos nos asocian a sus relaciones más íntimas. Decía Serafín de Sarov: "Cuando la inteligencia y el corazón se unen en la oración, y el alma no está preocupada por nada, entonces el corazón se llena de calor espiritual, y la luz de Cristo inunda de paz y de alegría al hombre interior."
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Indice | Preludio. Una extraña princesita que encontramos en todas partes 5 Obertura. SOS: ¡transfusiones de oxígeno! 17 I. Tres grandes floraciones 23 Donde el Cielo toca la Tierra: la liturgia eclesial 25 Cuando palpita el corazón profundo: la fuente de la oración 53 Donde respira el Espíritu: una oración de niño 67 II. Siete pistas hacia las cimas o siete arterias hacia el corazón 77 La súplica apremiante 79 Gritar por todos y en nombre de todos: la ardiente intercesión 91 Un reconocimiento perdido: la ferviente acción de gracias 115 La graciosa bendición 120 La alabanza exultante 124 La adoración maravillada 129 La contemplación silenciosa 135 III. Siete compañeras de ruta 139 1. La pacífica meditación 141 2. El ayuno que ahonda el hambre de Dios 144 3. El silencio donde el corazón reconoce la Presencia 146 4. La oración en lenguas o el lenguaje de los recién nacidos 149 5. El canto y la danza para su alegría 152 6. Estrellas que salpican nuestra Tierra 157 7. La humilde liturgia familiar 159 IV. Siete senderos para corderitos 163 Alrededor de la oración 165 1. Los lugares que santifican 165 2. Íconos que iluminan 169 3. Tiempos que eternizan 171 4. Padres y madres que nos guían 173 Durante la misma oración 174 5. Las distracciones que se convierten en intercesiones 174 6. Palabras murmuradas, refranes tarareados 176 7. Este cuerpo para ofrecer 178 V. La oración de los pobres y de los pequeños 184 1. Una oración donde brilla la misericordia 185 2. A través de las estaciones 189 VI. Tres hermanas o tres actitudes del alma 196 1. La ardiente vigilancia 197 2. La paciente perseverancia 200 3. La confianza filial 204 VII. Lo esencial: ¡compartir la vida de los Tres! 209 a. Un amor, una alegría, una verdad que es Alguien... 213 b. ...y se abre el Cielo 214 |