Nació en Bombay, India, en 1931. Se ordenó sacerdote en la Compañía de Jesús, en 1947. Tony, como era conocido entre sus íntimos, y ahora en el mundo entero, supo combinar sutilmente la espiritualidad occidental y la oriental; para él, el Espíritu es uno solo, y brilla por doquier. Solamente hay que saber verlo (y vivirlo). "Despertarse", "acabar con las programaciones", "liberarse de los apegos", son las ya famosas recomendaciones del maestro indio, tan sencillas y a la vez tan profundas, que dieron la vuelta al mundo y quedaron marcadas para siempre en la historia de la sabiduría humana. Hasta su muerte, ocurrida sorpresivamente en la ciudad de Nueva York, en 1987, Anthony de Mello fue fiel a los principios de la doctrina católica y, por supuesto, de la caridad cristiana.